Profesores luchan para ganarse el respeto en la sala de clase

Desordenados, bromistas, habladores, distraídos o contestadores. De todo menos niños concentrados se encuentra a veces en una sala de clases.
José Cid lleva 20 años ejerciendo como profesor de música. Y, asegura, lograr un ambiente de clases propicio para el aprendizaje es un gran dolor de cabeza.
"A veces los padres les transmiten a sus hijos el que no se dejen pasar a llevar por nadie. Y esto los niños lo aplican erróneamente. Entonces, cuando el profesor está tratando de poner orden se sienten atacados y reaccionan", dice.
Es que si antes el sólo pararse frente a los alumnos hacía que se callaran, hoy la cosa es distinta.
"Algunos incluso sienten que el profesor es un empleado al que le pagan un sueldo para algo, pero no tienen claro para qué", añade Cid.
En Estados Unidos, el secretario de Educación, Arne Duncan, reconoció que el manejo de la clase es el principal problema de la educación, y por eso el gobierno destinó 21 millones de dólares para crear una red de maestros que, como un internado médico, les dé herramientas a los nuevos profesores en un aula real.
En España, en tanto, se está discutiendo una ley para otorgarles a los profesores el grado de autoridad pública.
Nuevo escenario
En Chile, el asunto tampoco es menor. Según el Primer Estudio Nacional de Convivencia Escolar de Unesco, el 67% de los profesores considera que la conducta más frecuente en los alumnos es faltarles el respeto. Y el 63% admite tener dificultades en hacer clases por el comportamiento de los estudiantes.
Y, atención, que este problema no es patrimonio de ningún tipo de establecimiento. Así lo sabe Verónica Tagle, profesora de enseñanza media en el colegio Arzobispo Manuel Vicuña, ubicado en La Legua Emergencia. "Los jóvenes son muy astutos, y cuando se dan cuenta de que el profesor sabe, prepara sus clases y se interesa porque sus estudiantes aprendan, inmediatamente te ganas su respeto; pero cuesta", dice.
"Es que hoy se fomenta el aprendizaje a través de la exploración, la reflexión y la opinión, donde el profesor no es el centro. Y eso no calza con la idea típica de autoridad. El punto es que los profesores no han sido capacitados para generar una nueva forma de autoridad con estos nuevos niños", explica Melania Barrios, coordinadora del Centro de Atención Psicopedagógico de la Universidad Andrés Bello.
En este sentido, más que la amenaza o el temor, la clave es un buen "rayado de cancha".
"Desde el primer día de clases se debe ser muy claro respecto de las normas y las consecuencias de no seguir esas normas. Y que sean límites organizacionales, de modo que los estudiantes vean que no es un antojo del profesor y les dé seguridad", sostiene Guillermo Zamora, académico de la Facultad de Educación de la Universidad Católica y autor de investigaciones sobre la autoridad pedagógica.
Apoyo y herramientas
Para Zamora, el problema es que generalmente los profesores viven estos conflictos con su curso en silencio, por temor a ser juzgados. "Se cree que el profesor nace con ese talento, y no es así, son habilidades que se aprenden", dice. Y recomienda que los docentes abran sus clases a la observación de otros colegas para compartir prácticas.
Es parte de lo que hacen en la Fundación Belén Educa. "Lo que antes se daba automáticamente ya no existe, y lograrlo es complejo, pero se aprende. Por eso hacemos jornadas de desarrollo de la autoestima, mediación y herramientas para manejar conflictos, para entregarles herramientas a los profesores que les permitan crear un ambiente propicio para aprender", dice María José Zañartu, directora académica de Fundación Belén Educa.

Pamela Carrasco T.

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