Placer, Sentido y Eudaimonia

Por Martin E. P. Seligman

El público estadounidense y la mayoría del resto del mundo creen que la felicidad es igual a placer. Una vida que maximiza la cantidad de sentimientos positivos y minimiza la cantidad de negativos es una vida feliz.

¿La felicidad es igual a placer?

Tan dominante es la visión "hedónica" de la felicidad que cuando les digo a las audiencias que hay otras dos vías hacia la felicidad -la Vida Buena y la Vida con Sentido- en las que no es necesario que aparezca ninguna emoción positiva en absoluto, ellos son incrédulos. "Tú estás redefiniendo la felicidad de forma arbitraria", dicen.

La visión hedónica de la felicidad nos prentede convencer de que Goldie Hawn y Debbie Reynolds son los ejemplos paradigmáticos de ser feliz: sonrientes, entusiastas, contentas, pizpiretas y alegres.

Dos elementos erróneos de esta idea

Pero hay dos elementos radicalmente erróneos en esta visión hedónica. La primera es que la sonrisa entusiasta es altamente heredable y muy difícil de cultivar. Este rasgo se denomina "afectividad positiva" y los gemelos idénticos son mucho más proclives a compartirlo que los gemelos fraternos. No es muy modificable, y lo mejor que las habilidades del "saboreo" pueden hacer es ayudarte a vivir en la parte alta de tu rango establecido de afectividad positiva. El hecho de que sea una cualidad distribuida de forma equilibrada o normal implica que la mitad de la población no es muy sonriente, alegre y entusiasta, y no es probable que lo sea -incluso con una lectura diligente y atenta de los ejercicios del libro "La Felicidad auténtica".

El segundo problema con la perspectiva Hollywodiense de la felicidad, tan generalizada como está, es que tiene un origen intelectual muy pobre. Cuando Aristóteles habló de la "Eudaimonia", la Vida Buena, no se estaba refiriendo a las sensaciones positivas del placer -un orgasmo, un masaje o un estómago lleno. Más bien estaba centrándose en los "placeres" de la contemplación -en cual no reside en las emociones orgásmicas o en las sensaciones de calor, sino en la profunda absorción e inmersión, un estado que nosotros llamamos ahora "flow" (fluir). Y durante este estado no hay pensamiento ni sentimiento. Usted está sencillamante "fundido con la música".

Las tres vías para lograr vidas felices

De esta forma la tesis principal en la "La Felicidad Auténtica" es que hay tres rutas diferentes hacia la felicidad. La primera es la Vida Placentera, que consiste en lograr tantos placeres como sea posible y disponer de las habilidades para amplificar dichos placeres. Esta es, naturalmente, la única verdadera clase de felicidad en la perspectiva de Hollywood. La segunda es la Vida Buena, la cual consiste en conocer cuáles son sus fortalezas capitales, rediseñando sus ámbitos laborales, de pareja, de amistad, de ocio y parental para usar dichas fortalezas de forma que disponga de más momentos de "sintonía" en su vida.

Nuevos e importantes datos

Hasta este mes, la idea de que hay tres rutas a la felicidad, dos de las cuales no tienen que ver en aboluto con sentir emociones positivas, era meramente una teoría sin demostrar. Tanto Chris Peterson de la Universidad de Michigan(chrispet@umich.edu) como Verónica Huta de la Universidad de McGill (vhuta@ego.psych.mcgill.ca) acaban de evaluarla con unos resultados similares que son llamativos.

El Dr. Peterson ideó tres grupos de preguntas. Uno sobre la búsqueda y el logro de una Vida Placentera, y los otros dos sobre la búsqueda y logro de la Vida Buena y la Vida con Sentido, y se lo dio a 150 voluntarios adultos. Usted puede completar un cuestionario con todas estas preguntas en nuestra página web. Su objetivo era la satisfacción vital. Él ha encontrado que ambos, la Buena vida y la Vida con sentido están relacionadas con la satisfacción vital: a mayor Eudaimonia o a mayor sentido, mayor es la satisfacción. Sorprendentemente, sin embargo, la cantidad de placer en la vida no añadió nada a la satisfacción vital.

Eudaimonia predice la satisfacción

Ms. Huta evaluó a los participantes en su vida cotidiana enviándoles mensajes aleatoriamente (usando el método usado por Csikszentmihalyi), preguntándoles qué estaban haciendo y cuál era su estado emocional. Creó una escala reflejando motivaciones hedónicas (i.e., buscando placer, disfrute y comodidad), y una escala reflejando motivaciones eudaimonicas (i.e. buscando el crecimiento personal, el desarrollo de su potencial, consiguiendo la excelencia personal, y contribuyendo a las vidas de los demás). Las búsquedas hedónicas correlacionaron significativamente con la satisfacción vital, mientras que las búsquedas hedónicas no.

También evaluó el grado de actividad eudaimonica y de actividad hedónica en cada uno de los siete momentos del día de los siete días del estudio. Evaluó dicha actividad de dos formas: (1) Usando medidas de auto-informe (preguntando a la persona en qué medida estaba creciendo y desarrollando su potencial en la actividad actual, o en qué medida la persona estaba disfrutando o experimentando placer), y (2) usando puntajes realizados por jueces independientes que leyeron las descripciones escritas de sus actividades (una actividad recibía una puntuación alta en eudaimonia si eso era buscado generalmente para el crecimiento personal; una actividad recibía una alta puntuación en hedonismo si generalmente es buscada por placer, disfrute o relajación). Calculó las puntuaciones medias incluyendo todos los puntos de evaluación de estas cuatro variables para cada participante. Tanto usando los datos de autoinforme, como los datos generados por los jueces independientes, la actividad eudaimonica media fue un predictor significativo de la satisfacción vital mientras que la actividad hedónica no lo fue.

Alegría no es necesaria para ser feliz

El resultado de estos dos estudios, realizados independientemente, es que el placer perseguido de forma exitosa no necesariamente lleva a la satisfacción vital, pero perseguir la Vida Buena y la Vida con sentido lleva a una mayor satisfacción vital..


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