Extraño nombre, ¿no les parece?. Seguramente me encontraran loca pero a pesar de que esto puede tener algo de verdad, es una paradoja que a la larga nos hará bien..
Si hay una ilusión en nuestras vidas en este mundo moderno, es que le ganamos al dolor, es como si lo hubiéramos engañado y pareciera que con los medicamentos, con el trabajo y con el ruido estamos constantemente arrancando de él y hemos llegado a sentir que tomar contacto con él es algo negativo y que por lo tanto debe durar muy poco tiempo.
Quizás por eso arrancamos todo el rato de los malos momentos y apuramos tanto a la gente para que este mal el menor tiempo posible. A lo mejor no sabemos qué hacer y qué decir y por eso las penas y los dolores en general cada vez se toleran menos.
El otro día una señora me decía que no toleraba ni cinco minutos un dolor de cabeza y que si no tenia remedios en su casa, salía a comprar para no estar incomoda. ¿Qué nos pasa frente a la incomodidad, que ya no la toleramos nada?
A mí me parece maravilloso que existan cosas que alivien el dolor, este no es un planteamiento masoquista, muy por el contrario, pero creo que debiéramos de revisar que nos pasa frente a las dificultades y las formas que hemos inventado para literalmente arrancar de las situaciones difíciles sin ni siquiera colocarnos a pensar cuál era la lección y el aprendizaje que nos traía escondida.
El dolor, cualquiera sea la forma en la que llega, es una encomienda que aparece en nuestras casas sin haberlo pedido y que frente a ella tenemos dos posibilidades, una es tirarla sin abrirla y hacer todo lo posible por arrancar de ella y la otra es atreverse desde la pena y desde el miedo a abrirla para descubrir cuáles son los regalos que nos trae y por lo tanto abrirnos a la maravillosa experiencia de poder crecer a través de ella.
Por eso el dolor es una invitación a un proceso de transformación que no todos y que no siempre la gente quiere tomar. El tema parece ser que mientras más rápido nos decidimos a abrir la encomienda y más rápido tenemos la humildad de colocarnos a su servicio más rápido cede y se retira de nuestras vidas, donde incluso puede ocurrir que terminemos por agradecer lo que nos ocurrió.
Negarlo, apurarse, no hablar de él, hacernos los tontos parece ser el inicio de un camino que nos llevará a la rabia y posiblemente según marcan los estudios a enfermarnos del alma y del cuerpo de todas maneras.
En realidad “Bienvenido Dolor” es el nombre de mi nuevo libro en el que uno camina por senderos que muestran una investigación de la felicidad en América Latina, y otros senderos que nos llevan por el camino del dolor, de la perdidas, de la muerte y del cáncer como dos caras de una misma moneda que se llama vida y que por lo hedonistas y buscadores de placeres que estamos solo queremos caminar por uno de ellos y el otro simplemente es negado desde el mismo lenguaje.
Sin embargo a pesar de que escribir este libro no fue una tarea fácil porque el año 2011 para mí y para mi país no fue sencillo, “Bienvenido Dolor” es un libro optimista, realista y por sobre todo dulce, si, dulce que invita a la ternura con nosotros mismos y nos deja de colocar en un rol de perfección tan falso como la vida misma.
Quiero invitarlos a recorrer el camino del dolor, con dulzura y sin miedo y aunque parezca fácil decirlo, es más difícil jugar el juego de hacernos los fuertes cuando no lo somos que mirar el dolor como una de las fuentes más importantes e inevitables de aprendizaje que necesitamos tener los seres humanos. Es como decimos las madres al parir, “bienvenido dolor” si a través de él tenemos vida nueva.
Si hay una ilusión en nuestras vidas en este mundo moderno, es que le ganamos al dolor, es como si lo hubiéramos engañado y pareciera que con los medicamentos, con el trabajo y con el ruido estamos constantemente arrancando de él y hemos llegado a sentir que tomar contacto con él es algo negativo y que por lo tanto debe durar muy poco tiempo.
Quizás por eso arrancamos todo el rato de los malos momentos y apuramos tanto a la gente para que este mal el menor tiempo posible. A lo mejor no sabemos qué hacer y qué decir y por eso las penas y los dolores en general cada vez se toleran menos.
El otro día una señora me decía que no toleraba ni cinco minutos un dolor de cabeza y que si no tenia remedios en su casa, salía a comprar para no estar incomoda. ¿Qué nos pasa frente a la incomodidad, que ya no la toleramos nada?
A mí me parece maravilloso que existan cosas que alivien el dolor, este no es un planteamiento masoquista, muy por el contrario, pero creo que debiéramos de revisar que nos pasa frente a las dificultades y las formas que hemos inventado para literalmente arrancar de las situaciones difíciles sin ni siquiera colocarnos a pensar cuál era la lección y el aprendizaje que nos traía escondida.
El dolor, cualquiera sea la forma en la que llega, es una encomienda que aparece en nuestras casas sin haberlo pedido y que frente a ella tenemos dos posibilidades, una es tirarla sin abrirla y hacer todo lo posible por arrancar de ella y la otra es atreverse desde la pena y desde el miedo a abrirla para descubrir cuáles son los regalos que nos trae y por lo tanto abrirnos a la maravillosa experiencia de poder crecer a través de ella.
Por eso el dolor es una invitación a un proceso de transformación que no todos y que no siempre la gente quiere tomar. El tema parece ser que mientras más rápido nos decidimos a abrir la encomienda y más rápido tenemos la humildad de colocarnos a su servicio más rápido cede y se retira de nuestras vidas, donde incluso puede ocurrir que terminemos por agradecer lo que nos ocurrió.
Negarlo, apurarse, no hablar de él, hacernos los tontos parece ser el inicio de un camino que nos llevará a la rabia y posiblemente según marcan los estudios a enfermarnos del alma y del cuerpo de todas maneras.
En realidad “Bienvenido Dolor” es el nombre de mi nuevo libro en el que uno camina por senderos que muestran una investigación de la felicidad en América Latina, y otros senderos que nos llevan por el camino del dolor, de la perdidas, de la muerte y del cáncer como dos caras de una misma moneda que se llama vida y que por lo hedonistas y buscadores de placeres que estamos solo queremos caminar por uno de ellos y el otro simplemente es negado desde el mismo lenguaje.
Sin embargo a pesar de que escribir este libro no fue una tarea fácil porque el año 2011 para mí y para mi país no fue sencillo, “Bienvenido Dolor” es un libro optimista, realista y por sobre todo dulce, si, dulce que invita a la ternura con nosotros mismos y nos deja de colocar en un rol de perfección tan falso como la vida misma.
Quiero invitarlos a recorrer el camino del dolor, con dulzura y sin miedo y aunque parezca fácil decirlo, es más difícil jugar el juego de hacernos los fuertes cuando no lo somos que mirar el dolor como una de las fuentes más importantes e inevitables de aprendizaje que necesitamos tener los seres humanos. Es como decimos las madres al parir, “bienvenido dolor” si a través de él tenemos vida nueva.
Pilar Sordo (publicado en Animo de mujer)
Hola mi querido amigo, Julio!. Para mí, el concepto de felicidad varía de persona a persona. A veces una persona es feliz viviendo en la pobreza, y la otra es una vida infeliz en el lujo. Un abrazo amigo
ResponderBorrarhellooo
ResponderBorrarthanks
ResponderBorrarNice share, BTW i following you # 904
ResponderBorrarthanks
ResponderBorrarThanks for sharing and wish you a great day.
ResponderBorrarnice post,,,keep posting
ResponderBorrarGood Morning My Friend.. I'am Visited.. :)
ResponderBorrarHi, Julio!
ResponderBorrarI'm here again!
Have a good wednesday night!
Take care!
Hello My Friends
ResponderBorrara great weekend ahead
ResponderBorrarWishing you to have a nice weekend!
ResponderBorrarthanks for visit :-)
ResponderBorrargood night. hello my friend
ResponderBorrarHola amigos .. puede en un blog una vez. Me encanta.
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