Algo debemos hacer como padres cuando empiezan a suceder cosas que por tratarse de su primera vez o por ser casos aislados, no consideramos será un conducta permanente en el tiempo. Pero son muchos los ejemplos de situaciones que en algún momento llamaron nuestra atención y que antes de poder tomar una postura consensuada en el seno familiar o al menos tratar el tema, ya se encuentran de pronto insertos en nuestra sociedad y además de aceptados, regulados.
Ejemplo de ello es el cambio de mirada frente a las escolares embarazadas que son acogidas y no discriminadas por el sistema educacional, situación que hace no muchos años hubiera sido impensado.
Esta última semana se lee una noticia de la abuela más joven del mundo y la reflexión es ¿por cuánto tiempo quedará este caso como un hecho que nos llama la atención?, ¿estamos conversando con nuestros hijos de su sexualidad o se lo estamos dejando como responsabilidad a Internet?
La noticia en cuestión habla de Rifca Stanescu que hoy tiene 25 años y vive en Rumania. Pero su vida cambió cuando hace dos años se convirtió en la abuela más joven del mundo, al tener su primer nieto a la edad de 23.
Stanescu, madre de dos hijos, tuvo su primera hija, María, a los 12. María, a pesar de la oposición que impuso su mamá, decidió casarse cuando tenía recién 10 años. Un año después, María dio a luz a su hijo Ion.
Rifca tiene descendencia gitana y en esa cultura, los casamientos tempranos no son algo descabellado. El matrimonio con el joyero Lonel Stanescu se produjo cuando ella tenía 11 y él, 13. De todos modos, ella esperaba que su hija tomara un camino diferente, en cuanto al casamiento de tan joven. "Yo estoy feliz de ser abuela, pero hubiera deseado algo mejor para María", expresó Rifca.
Este reporte salió en el diario The Sun, que atentamente da cuenta de que el nacimiento de Ion puede llevar a Rifca a otro récord: la bisabuela más joven a los 40 años.
¿Queremos a nuestros hijos dentro de este tipo e estadísticas?
Ejemplo de ello es el cambio de mirada frente a las escolares embarazadas que son acogidas y no discriminadas por el sistema educacional, situación que hace no muchos años hubiera sido impensado.
Esta última semana se lee una noticia de la abuela más joven del mundo y la reflexión es ¿por cuánto tiempo quedará este caso como un hecho que nos llama la atención?, ¿estamos conversando con nuestros hijos de su sexualidad o se lo estamos dejando como responsabilidad a Internet?
La noticia en cuestión habla de Rifca Stanescu que hoy tiene 25 años y vive en Rumania. Pero su vida cambió cuando hace dos años se convirtió en la abuela más joven del mundo, al tener su primer nieto a la edad de 23.
Stanescu, madre de dos hijos, tuvo su primera hija, María, a los 12. María, a pesar de la oposición que impuso su mamá, decidió casarse cuando tenía recién 10 años. Un año después, María dio a luz a su hijo Ion.
Rifca tiene descendencia gitana y en esa cultura, los casamientos tempranos no son algo descabellado. El matrimonio con el joyero Lonel Stanescu se produjo cuando ella tenía 11 y él, 13. De todos modos, ella esperaba que su hija tomara un camino diferente, en cuanto al casamiento de tan joven. "Yo estoy feliz de ser abuela, pero hubiera deseado algo mejor para María", expresó Rifca.
Este reporte salió en el diario The Sun, que atentamente da cuenta de que el nacimiento de Ion puede llevar a Rifca a otro récord: la bisabuela más joven a los 40 años.
¿Queremos a nuestros hijos dentro de este tipo e estadísticas?
Nice posting.., Friendly greeting from Aceh.
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