SECRETOS ENTRE MADRE E HIJO: “No le digas al papá”, ¿cómo actuar?

SECRETOS MADRE E HIJO: “No le digas al papá”

Una encuesta de la Universidad Central determinó que a la hora de revelar un secreto, los hijos prefieren contarles a sus madres. Empieza así un juego de lealtades para ellas entre su rol de mamá y su rol de pareja. ¿Callarse o contar? En ambos casos las relaciones familiares se ven afectadas por el secreto que se oculta.
Si un adolescente tiene un secreto que lo angustia y quiere contarlo, es probable que se quede callado antes de decírselo a su papá. Según una encuesta realizada por la Universidad Central a jóvenes mayores de 15 años, sólo el 14,7% de ellos siente la suficiente confianza para comentar asuntos privados a su padre. A la hora de revelar un secreto a algún familiar, las madres son las preferidas de los jóvenes en un 57,3%. Favoritismo que se marca tanto en hijas como en hijos (ver recuadro).
“¿Te cuento algo? Pero no le digas al papá…”, es lo que escuchan las mujeres cuando uno de sus hijos le revela un secreto. Y habitualmente, el compromiso del silencio viene por añadidura. Con el padre es diferente. Su rol de supervisor no consigue generar la intimidad que sí tiene la madre en estrato diario con los hijos.
Y en parte, por esa misma complicidad que se da día a día, es que las mujeres están dispuestas a pactar la discreción. Aun cuando el trato involucre dejar fuera al marido y se plantee, entonces, un problema de lealtades que- advierten los especialistas- siempre trae consecuencias en la pareja y toma diferentes magnitudes, dependiendo de lo inocuo o grave que sea el contenido de lo dicho en forma confidencial.
Sin embargo, puestas a escoger si revelar o no un secreto de los hijos, el 43,3% de las mujeres consultadas en el estudio de la U. Central dijo que no se lo contaría a nadie, incluyendo al marido. El 25,3% contestó que le contaría a la pareja dependiendo del secreto. Y apenas el 16,7% lo revelaría a su marido, sólo si su hijo no se entera de ello.
¿Por qué estas respuestas? Según los especialistas, en las relaciones familiares, el rol de los hijos es más importante que el de la pareja, y las madres propiciarán inconscientemente esa complicidad con los hijos.
Lo malo es que en esa dinámica dejan fuera un aspecto central: la mirada y la experiencia que el padre puede aportar- y los hijos necesitan- sobre las diferentes situaciones.
Poder femenino
“La relación con los hijos está por encima de todas las cosas”. La frase es armada y manoseada, pero es una de las principales explicaciones de por qué las madres optan por la lealtad con sus hijos más que con su pareja.
“La mujer valora más ser mamá que esposa. La maternidad se vuelve primordial en términos de opción y de jerarquización de vida”, dice Domingo Izquierdo, de la U: Andrés Bello.
En la práctica, su rol de madre se traduce en dedicar más tiempo a la crianza que el padre. Toma decisiones del día a día sobre sus hijos y comparten lo cotidiano. Por lo tanto, sus conversaciones son mas frecuentes. Eso, sumado a que tienen una mejor comunicación que los hombres, las convierte en las elegidas por los adolescentes al momento de contar un secreto. Tanto así, que en la VI Encuesta Nacional del Injuv (2009), cuando se les pidió a los jóvenes que pusieran nota a la comunicación que mantienen con cada uno de sus progenitores, les dieron un 5,2 a los padres y un 6,0 a las madres.
Y este favoritismo no es solo en Chile. “En Estados Unidos, la tendencia sigue el mismo camino. Esto sucede porque ellas invierten mas en la educación desde que son pequeños, logrando relaciones más cercanas que se perpetúan”, dice a La tercera John Caughlin, profesor de la Universidad de Illinois y experto en esta materia.
Y así como la madre siente una fuerte lealtad hacia su hijo, algunos especialistas dicen que este sentimiento es recíproco. “Muchas veces los hijos sienten una lealtad invisible con la mamá, porque ellas presionan inconscientemente para que así sea”, dice el siquiatra Ariel Zúñiga. En la estructura familiar de una sociedad machista matriarcal como la chilena, las mujeres tienen el poder en la crianza: mientras ellas contienen, el hombre castiga y es relegado, agrega el especialista. Sólo en las nuevas parejas estos roles se están compartiendo más, y los padres están ganando terreno en la confianza que generan en sus hijos.
Lo oculto de los secretos
Pero como está dicho, guardar secretos siempre trae consecuencias, y una vez pactado el silencio, revelarlos, también. En esos términos, si la madre sabe, pero el padre aún no, que su hija en vez de partir de vacaciones con las amigas se fue con el pololo, es quizás porque la complicidad es un término que se malentiende. “En Chile, la complicidad es una ilusión, porque en realidad es un modo de no expresar conflictos y de ocultar las malas relaciones que puede haber. Con esta complicidad se evidencia que en esa familia no hay buena comunicación”, dice Izquierdo.
Una mirada que comparte María Teresa del Río, decana de >Ciencias SOCIALES DE LA Universidad Central: “El fenómeno del secreto se produce cuando funcionalmente los padres no logran ponerse de acuerdo en la crianza”. Por eso, una vez en el secreto, tanto darlo a conocer como seguir manteniéndolo tiene consecuencias que afectan las relaciones familiares. Si la madre decide hablar con el padre y el hijo se entera, la confianza del adolescente-que es muy cauto con su privacidad-se ve dañada y es probable que no vuelva a confiar tan incondicionalmente en ella. Sin embargo, si se opta por mantener y forjar el vínculo con el hijo, la relación de pareja se ve perjudicada.
Los cambios de tema abruptos o las miradas incómodas entre madre e hijo pueden ser percibidos por un padre, que siente que ni su mujer ni su hijio confían en él. “El que guarda el secreto se sentirá ansioso cuando se toquen temas que puedan ser relativos a la confidencia y evitará tener conversaciones de este tipo y otras con su pareja”, dice a La Tercera Anita Vangelisti, investigadora de la U: de Texas en secretos de familia.
Además, los expertos estadounidenses aseguran que los secretos, aun cuando no sean nocivos, si bien afirman el vínculo entre madre e hijo, son problemáticos si ese vínculo es a expensas de otra relación.
Cuando la dinámica del secretismo se instala, las mentiras que implica ese secreto pueden deteriorar la confianza en el matrimonio. Las explicaciones no bastan, sobre todo si no existe satisfacción conyugal.
Para el terapeuta Felipe Gálvez, de la U. de Chile, una de las mayores consecuencias de esta alianza es que “el padre va perdiendo conocimiento, pero, sobre todo, se le quita un espacio de relacionarse con el hijo”.
En este entendido, los especialistas aconsejan que lo mejor estratar el tema como familia. Renegociar con el adolescente para que él mismo le cuente el secreto a su papá, sin importar si rompió una regla o es un tema más tabú. A su vez, la pareja debe intentar entenderse y llegar a un acuerdo sobre cómo afrontar estos temas. Porque lo importante es que los hijos también necesitan la experiencia y la mirada del padre, aunque no la prefieran. Sin importar la edad que tengan.

Los mitos del secretismo
Mito 1:
Todos los secretos son malos. Por el contrario, ocultar información entre dos personas puede llegar a ser favorable, siempre que no afecte a terceros.
Uno de los estudios realizado por Anita Vangelisti dice que los secretos ayudan a crear y mantener intimidad. “Son una pieza de evidencia que la familia usa para confirmar que sus relaciones son únicas y cercanas. Crean un sentido de intimidad que es difícil de lograr en otros tipos de relaciones”, concluye refiriéndose, por ejemplo, a los cumpleaños sorpresas, las experiencias vividas.
Mito 1:
Una pareja sin secretos es positiva. Los especialistas concuerdan que es bueno que cada uno dentro del matrimonio tenga sus secretos, siempre y cuando los atesoren como parte de su intimidad y no en el sentido egoísta.” El amor moderno demanda no tener secretos, tentándonos con el mito de que es posible saber todo de la otra persona. Una pareja que no tiene secretos no tiene límites, no separa su vida, no tiene sueños propios ni misterios. Los que no tienen secretos, finalmente, terminan aburridos y en terapia. Otras parejas están marcadas por los secretos que se transforman en el modus operandi”, dice Imber-Black en su libro La vida secreta de las familias.

¿Por qué ocultamos información?
El 32,7% de los padres, 39,3% de las madres y el 40% de los hijos concuerdan en la encuesta que la principal causa de que por qué se esconde información que tiene que ver con evitar conflictos. “En Chile hay una identidad nacional en que molestarse o enojarse es percibido como negativo. Se valora no tener conflictos. No sabemos resolverlos, porque se evaden”, dice Domingo Izquierdo. Cuando se dice que el secreto hay que guardarlo para resguardar a quién no lo sabe y evitar un conflicto, no siempre es el motivo real. “Si ponernos excusas emocionales de protección para mantener un secreto, no estamos protegiendo a la persona, sino que a uno mismo de la respuesta que podría tener esa persona al conocer la información”, dice Evam Imber-Black en su libro. En definitiva, a las personas que guardan un secreto les preocupa más la reacción de los otros que revelar la información.

Cuando los hijos le guardan secretos a uno de sus padres
La situación se puede dar al revés: que uno de los padres le confíe un secreto a su hijo y le pida que no se lo cuente al otro padre. Las consecuencias de este secretismo son las más peligrosas. Los hijos se encuentran en la misma posición de elegir entre las lealtades a sus padres, lo que le puede producir estados de angustia y depresión sin importar su edad.
“Cuando los niños son utilizados como confidentes de los secretos que afectan directamente la vida de los padres excluidos, la jerarquía natural de la toma de decisiones en una familia es al revés. Un niño gana más poder y jerarquía que los años le permiten. El padre que queda afuera del secreto pierde influencia y respeto. La cuestión de quién decide qué y para quién se vuelve resbaladiza y no está disponible en la conversación”, concluye Imber-Black en su libro.
EN QUIÉN CONFÍAN LOS JÓVENES PARA CONTAR UN SECRETO
                   

                               PADRE     MADRE     AMBOS     NINGUNO
        HIJOS            20,3%          50,0%          5,4%            24,3%
        HIJAS              9,3%          65,3%        12,0%            13,3%


Noelia Zunino Erlauer

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