La primera vez

En una época en que la sexualidad parece cada vez más fácil y explícita, y donde la iniciación sexual es cada vez más temprana, me pregunto si la primera vez, la primera relación de penetración todavía importa. No solo por el contacto físico que ella implica, sino principalmente por que no es sólo el cuerpo, o una parte del cuerpo, lo que se pone en juego en ese instante. Es mucho más que eso porque representa la entrega de sí a un otro, y además señala el instante en que se dice adiós al cuerpo infantil, en lo metafórico y lo concreto. Hoy como ayer el primer encuentro amoroso no debiese tomarse como una banalidad ni para el varón ni para la mujer, porque conlleva riesgos, suscita esperanzas, despierta dudas y temores.
Representa, sin lugar a dudas un acontecimiento señalado en donde aparece la apropiación de un saber, y la conciencia de un cuerpo con posibilidades y límites.


Hay muchas personas que recuerdan vagamente su primera experiencia sexual, porque pasó por sus vidas como una acción rápida, otros y otras sin embargo la recuerdan con ternura, porque fue cuando debía y con quien se deseaba.

Hay cuatro preguntas principales en torno a este tema: Cuando, como,donde y con quién.

A lo largo de la historia la idea del momento adecuado se ha ido modificando, y hoy nadie se atrevería a asociar científicamente ese evento a una edad determinada, es más bien una
cuestión de decisión personal, en la que intervienen factores tan diversos como madurez emocional, perspectivas religiosas o morales, oportunidad, confianza en sí mismo y en el otro. El cómo nos remite a la educación, que en general es escasa y deformada en los adolescentes. Este tema no es menor por que allí parecen todos los miedos y riesgos que comporta la iniciación sexual, y deja una marca a veces indeleble en la vida sexual futura; cuando la torpeza, la violencia o el descuido reemplazan al afecto y la ternura. Un embarazo inesperado es un ejemplo de este mal principio.

Los temores más generales entre las mujeres son:
Al dolor
Al embarazo.
A que se les note -lo vivido en esa primera entrega- corporalmente.
Al objeto que va a penetrar en su espacio interior.
A ser sometidas.
Al rechazo posterior.
Al abandono.
A ser descubiertas.
A si serán capaces de gozar.
Entre los varones los temores son:
A penetrar.
Al himen y a la sangre femenina.
A no lograr la erección.
A no saber que y como hacerlo.
Al ridículo.
A hacer daño.
A ser descubiertos.
A embarazar a la mujer.
Sin ánimo de caer en esquematismos -por lo demás desaconsejables en materia sexual-, una buena iniciación sexual debería cumplir con ciertos requisitos.
Una elección libre y responsable.
Un lugar adecuado.
Tiempo disponible.
Un método anticonceptivo seguro y confiable, fruto de un adecuado asesoramiento médico, si es que no se desea tener hijos.
Privacidad.
La convicción de que “más rápido y mucho” no es sinónimo de “mejor”.
Tolerancia, comprensión y paciencia para con el otro y con uno mismo.
Amor.
Nadie es mejor o peor por tener una relación sexual, la diferencia reside en que cuando adopta la forma un acto mecánico y desprovisto de afecto es en rigor una iniciación forzada, que a veces ni siquiera resulta útil como entrenamiento.

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