8 reglas simples para casarse con mi hija

Tener una hija adolescente es un poco como vivir en medio de una película de zombies. Habrá un golpe en la puerta, y cuando la abras, encontrarás allí un hombre hediondo, con cara de flojo y ropa extremadamente ceñida y que desea llevarse a tu hija a una cita. Cuando ella aparece de donde ha estado empastándose en su maquillaje, él la va a contemplar con ese apetito de zombies en sus ojos.




Tu impulso natural es la de deshacerte de este, pero hacerlo no mejora las cosas: Hay otros mas ahí fuera, todo un ejército de zombies, arrastrándose y gimiendo hacia tu casa.



Y lo que es realmente desalentador es que esta es sólo la primera escaramuza. A medida que pasa el tiempo, los zombies vuelven más astutos. Ellos aprenden cómo penetrar tus defensas, ofreciéndote ayudar en la casa, desarmándote con su deseo aparente de respetarte. Y entonces de repente, uno de ellos quiere casarse con tu hija, y te das cuenta de que nos confiamos en una falsa sensación de seguridad.



Antes de que esto te suceda a tí, te sugiero que publiques estas 8 simples reglas en tu puerta, para que todos los zombies la lean y consideren.



Regla N º 1: Si te olvidaste pedir mi permiso antes de proponérselo a mi hija, no te preocupes. Tú me lo puedes arreglar asegurándote de que tu boda será hermosa y con una mujer diferente.



Regla N º 2: Hay muchos, muchos hombres de tú edad en este mundo, pero sólo hay una mujer que es mi hija. Ella es única. Tú, por otra parte, puedes ser sustituido en cualquier momento.



Regla N º 3: Ha sido mi trabajo toda mi vida para a mi hija feliz. Ahora será tú trabajo. Mi trabajo será asegurarme de que hagas tu trabajo. Y no creas que sólo porque mi hija te ha elegido a ti significa que tú alcanzas mis estándares de lo que es bueno para ella. No he tomado una decisión todavía, y será para ti un período de evaluación conocido como "para siempre".



Regla Nº 4: Tú te estarás preguntando cómo dirigirte a mí: "Papá"? "Bruce"? "Señor Cameron"? Vamos a ponerle fin a la incomodidad. Por el momento, te sugiero que te quedes con "señor". Algunas frases de ejemplo para ayudarte a que te acostumbres a este término: "¿Puedo lavar su auto hoy día, señor?" "¿Hay algún trabajo que puedo hacer en la casa mientras usted ve el futbol, señor?" "¿Hay algo que pueda hacer para mejorar su vida, señor?"



Regla N º 5: Llámame anticuado, pero creo que cualquier hombre que quiera casarse con mi hija debe tener un buen trabajo y una carrera exitosa. No estoy diciendo que tú necesitas ser la única fuente de ingresos, pero estoy diciendo que si tú no cuidas de mi hija, yo me ocuparé de ti.





Regla N º 6: Tú no tienes un contrato legal con mi hija - ella puede romper el compromiso si quiere y no hay nada que puedas hacer al respecto, excepto cambiar tu nombre y salir del país. Lo mismo vale para ti: No quiero que te cases con mi hija si realmente no sientes que eres el hombre adecuado para ella, ni, si lo hechas a perder, querría que te casaras con nadie más. Alguna vez.



Regla N º 7: Es posible que tú, en un episodio muy masculino de pánico de última hora, decides que necesitas sembrar alguna semilla loca, justo antes de la boda. Vamos a definir nuestros roles: Si tú eres el sembrador, yo seré tu segador.



Regla N º 8: Los votos que tomarás te comprometen a ser fiel a mi hija " 'hasta que la muerte los separe". Date por advertido, si rompes tus votos, inmediatamente ejercitaré la segunda parte del contrato.



Por Bruce Cameron, www.wbrucecameron.com.

Traducido: Julio Vogel

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